Los retratos infantiles resultan difíciles por la perfección de la piel de los niños y la falta de arrugas o signos que le identifiquen, pero en cambio sus caras son mucho más expresivas que las de los adultos.
Los hoyuelos de esta preciosa niña, hija de un compañero, y su sonrisa amplia que han facilitado la tarea.
Le he dado un toque de color para que no reultara tan serio el retrato.