Reto: realizar una obra usando recursos caseros a nuestro alcance.
Como soporte utilicé un archivador donde guardar fuera del recuerdo todo lo malo de la pandemia. Para colorear utilicé remolacha, colorante alimentario, café soluble,detergente etc
Reto: Versionar el cuadro de Gernica adaptándolo a los estados emocionales que provoca el COVID-19
Adaptación de la simbología de Picasso a la actual guerra contra el coronavirus, vista desde la retaguardia de nuestras casas. Aplausos, mascarillas, mascotas, niños y vida familiar , pero manteniendo la figura del hombre caído en representación de tantas victimas , que son la verdadera tragedia de esta y todas las guerras.
Reto:Mediante grafismos expresar ¿qué dejo dentro? ¿qué dejo fuera? en época de covid-19
-Pandemia entre estaciones- Representación mediante grafismos de la pandemia que se nos ha colado entre las estaciones.
Detalle de los grafismos en el pelo del autorretrato (ver entrada anterior http://rpuche.blogspot.com/2020/04/ )
Reto:¿Qué como? y ¿cómo como durante la covid-19? Representar nuestra relación con los alimentos, usando los que normalmente comemos.
-Atardecer de calabaza-
-Marejadilla de lombarda-
El confinamiento nos obligó a reducir a la mitad las raciones de carne para así distanciar las salidas al mercado. La dieta ha sido mucho mas mediterránea, con potajes,guisos con verduras, arroces , pastas... y aunque parezca contradictorio toda la familia adelgazamos.
Reto: Si yo fuera coronavirus. Técnica libre
En este caso opté por la viñeta cómica para suavizar el drama de la pandemia.
Reto: Interpretación del color- Interpretar una obra de otro autor según una gama de colores elegida
Para este reto elegí los girasoles de Vincent van Gogh utilizando la gama de colores de otro cuadro suyo.
Reto: Ilustración de un poema del libro de Mónica Carrillo "El tiempo todo Locura" Técnica Libre
En este caso, siguiendo el estilo de la portada del libro, utilicé la técnica digital, componiendo en Photoshop una imagen minimalista que diera idea del paso del tiempo y el capricho con el que la autora juega con las palabras.
Reto: Fotografía. Buscar la belleza en objetos y entornos que "a priori" no nos parecen interesantes.
Las macetas de mi balcón se transforman y se vuelven enigmáticas cuando las acercas con el macro.
Reto:Fotografía. Series de fotografías como modo de expresión
- Pasarela-
Colección otoño invierno
Colección primavera verano
La duración de la pandemia me ha obligado a diseñar una nueva colección de verano con color y sobre todo mas ligera.
-A pesar de todo, cada día amanece en mi ventana-
Somnoliento
Frio
BorrascosoDe fuego
Reto: Relato.Suponemos que la fotografía facilitada es la portada de un libro, a partir de ella desarrollamos nuestro escrito.
LA DAMA DEL COLGANTE
2020 no había sido un buen año, un año de una pandemia que toda la población había sufrido con mayor o menor virulencia. Un año que recordaría la historia pero que en esos momentos todos deseaban arrancar de sus memorias.
El sistema inmunitario del murciélago transmisor de la enfermedad fue la base para la obtención de una vacuna por parte de un consorcio de investigadores Estaunidenses y científicos de todo el mundo.
Ya había pasado un mes desde la vacunación masiva y a la vista de los buenos resultados toda la población se preparaba para dar la bienvenida a la esperanza de un año nuevo.
Había mucha pena y tristeza contenida, no tanto por los siete meses de confinamiento sino por tantas perdidas de seres queridos, perdidas de trabajo, de negocios y de lo que los políticos vienen a llamar estado de bienestar
Natalia era una victima más de la pandemia, acababan de desaparecer las marcas que las mascarillas dejaron en su cara, pero aún permanecían otras heridas mas profundas. Se encontraba perdida, sin familia, sin saber que dirección tomar, incluso se estaba planteando si seguir con su profesión.
Había perdido a su padre por el virus y a su pareja también se lo llevó la pandemia, aunque no el virus, la verdad es que ni siquiera sabría decir ahora el motivo de la ruptura.
Un día al recoger el correo a la vuelta del trabajo, entre publicidad y cartas de bancos, encontró un sobre que solamente por sus letras doradas, el gramaje y el tacto de su papel, invitaba a abrirlo.
Se trataba de una invitación del Casino de Madrid a una gran fiesta de mascaras para recibir el año nuevo. Natalia había estado en el Casino en alguna convención de medicina, y recordaba la impresionante escalera de la entrada con alfombra roja de remates dorados y el recepcionista negro con librea roja y sombrero de copa que inclinaba su cabeza para darte la bienvenida.
En su interior un distribuidor central, con sofás y un piano, desde el que volvían a surgir las alfombradas escaleras que llevaban a múltiples sales de vidrieras, espejos o majestuosas lámparas de araña.
Pero ¡Que tontería! Seguro que la invitación era un engaño, se dijo a sí misma.
Al día siguiente era sábado y se disponía a salir a dar un paseo y ver tiendas, era la primera vez que lo hacía en casi un año. Buscando unos pendientes en un cajón encontró un pañuelo de seda con encajes que envolvía un bonito colgante de perlas con una piedra verde en el centro. Lo había olvidado por completo y llegó incluso a entristecerla.
Era un regalo de Doña Maria, una anciana encantadora de 87 años que nunca se quejaba a pesar de la insuficiencia respiratoria que le causaba el virus. Nunca aceptó el regalo, a pesar de que la anciana le repetía que era una baratija, pero una vez que muriera la anciana tras no haber podido disponer de un respirador, lo encontró en el bolsillo de su bata.
La saturación de las urgencias y la falta de medios en la primera fase de la pandemia, obligó a los facultativos a decidir en un momento quien debía vivir y quien no, una facultad que solo tiene Dios y esa era una de las heridas que en Natalia aún no habían cicatrizado.
La gran vía estaba a rebosar, tal vez con más abarrotada de lo que nunca la había visto. Natalia paseaba como metida en una burbuja casi sin oír al gentío que le rodeaba. Se desvió a una calle adyacente y se paró junto a una pequeña tienda, un antiguo atelier. En el piso superior se entreveían tras los cristales maniquís con vestidos de fiesta. Un señor de cierta edad la invitó a pasar y tras subir al piso superior no cesaba de mostrarle vestidos de fiesta. El silencio del local le hizo volver a la realidad y entonces sacó el colgante que había metido en el bolso. Los ojos del hombrecillo se iluminaron al ver la joya y se perdió entre un mar de vestidos para regresar con un sencillo pero elegante vestido negro que Natalia casi como un autómata, después de probárselo, compró.
Cuando ya estaba casi saliendo del local vio al dueño que corría escaleras abajo con un antifaz que representaba un murciélago, que según él se había utilizado en la opereta “el murciélago” de libreto alemán y música de Johann Strauss II. –Quédeselo le viene muy bien al vestido y al colgante- y ella acepto agradecida su regalo.
Natalia se encontraba en la puerta del Casino de Madrid, no sabía que extraños sentimientos le había llevado hasta allí, entró y efectivamente era como recordaba solamente que con una profusa decoración navideña que lo inundaba todo. Tan solo entrar en el salón del piano sintió como todas las miradas se clavaban en ella y es que estaba espectacular, el vestido realzaba su figura, la máscara suscitaba intriga y el colgante hipnotizaba a todos.
Desde el primer momento alguien le ofreció una copa de champan y enseguida entablo una conversación con ella. No era el típico ligón, ni el pesado que no te puedes quitar en encima. Hablaron de cosas sencillas de su vida. Él le contó que acababa de venir de Estados Unidos y que había colaborado en la obtención de la vacuna.
Hablaron largo y tendido y casi al filo de la media noche, él se atrevió a preguntarle por el colgante.
Natalia le contó la historia y él le confesó que era de su madre, que había enviado una invitación a todas las doctoras del hospital en la época de que estuvo su madre,con la ilusión de que llevara el colgante puesto , para conocerla y darle las gracias en nombre de su madre. El colgante era una reliquia familiar y estaba seguro que su madre se lo habría regalado porque la apreciaba mucho.
En ese momento sonaron las doce campanadas, gritos, aplausos, besos, confeti. Natalia se quitó la máscara y la lanzó tan lejos como pudo, como si las alas del murciélago pudieran hacer volar muy lejos todo lo malo de ese aciago año, todo lo que llevaba agarrado en el pecho y que ya era hora de dejar atrás.
Feliz 2021 un año nuevo.
FIN
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